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Índice cronológico - 14. página

129 Carta / A ti, que tienes envidia

Domingo, 16 de Noviembre de 2.014

A ti, que tienes envidia:

Sí, lo sé, intentas luchar contra esto, pero te cuesta, siempre tienes envidia de lo que otros tienen, de sus cosas, de su suerte, dices que no puedes evitarlo.

Tengo que decirte que a veces la gente hace cosas, dice cosas, precisamente para que les tengas envidia; hoy día la discreción no es precisamente un valor en muchos, más bien al contrario, alardear es para muchos una actividad que practican diariamente, en su manera de hablar, en su forma de vestir; querer sobresalir, ser el primero en tener lo que está de moda, eso es cierto; y esta gente incita a todos a que sientan envidia de él-ella; disfrutan de esto, de hacer pecar a los demás con su falta de discreción, de humildad, de educación y de CARIDAD.

Cuántos tientan a los demás por las redes sociales; dan a conocer sus cosas, sus pertenencias, lo que saben, para que otros tengan envidia, y esto les hace sentir importantes.

Y tú, ¿Qué haces cayendo en las trampas de los soberbios, de los orgullosos? Nada. Te pasas el día en las redes sociales, con el teléfono en mano, espiando, mirando lo que otros han decidido que te enteres de ellos, ¿Crees que lo dicen todo?, ¿crees que dicen la verdad?, ¡qué va!, esos planean todo lo que ponen para que tú te enteres y tengas envidia, para que peques, pierdas la paz y te sientas mal. ¡Y lo consiguen! Mira cómo estás sufriendo todo el día, y de noche, meditando tu mala suerte…

Hay quien va haciendo teatro en las redes sociales, y en persona, también. 
Y hay quien se lo cree todo, como un ingenuo.

¿De cuáles eres tú?

¡Vaya, qué bien!, tú eres una persona coherente con tu fe e inteligente, que sabes que todo cuesta mucho esfuerzo, o ¡te vendes!, y las dos cosas son arduas y costosas.

No tengas envidia, porque no es oro todo lo que brilla, y tampoco lo que hace feliz a otro, te hará feliz a ti. Al verdadero cristiano, lo que le hace feliz es SERVIR. Y eso, todos pueden hacerlo, tengan más o menos dinero, tengan salud o estén enfermos, porque servir a Dios, se sirve orando y dando buen ejemplo, y esto todos pueden hacerlo, también tú.

No tengas envidia, que tú vales mucho, cuando haces el bien.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

130 Carta / A ti, que cuidas de tus ojos, de lo que ven

Domingo, 23 de Noviembre de 2.014

A ti, que cuidas de tus ojos, de lo que ven:

Haces bien, ¡eres listo!, porque no todo se puede ver, y menos observar, si algo te puede hacer pecar, pasa la vista y no mires más.

La belleza, mirar la belleza, no hace pecar, lo que hace pecar es desear poseerla, que sea tuya. Y la belleza de una mujer o de un hombre, o de una casa o un coche, etc., es pública, se ve; ¿quién esconde una casa?, ¿quién esconde un coche?, ¿quién esconde un bello rostro?; si está ahí, se ve, pero si a ti te hace pecar, te hace desear poseer lo que no es tuyo, lo que es de otros, entonces, ¡no mires!, pasa los ojos, pasa la vista y da gracias a Dios de lo que tú tienes.

¿Cuántos hay que no cuidan lo que tienen y desean poseer lo de los demás?, muchos. Tú, no seas de éstos, tú cuídate y cuida lo tuyo, usa de la limpieza, de la pureza, de no gastar más de lo que puedes permitirte, y verás lo feliz que vas a ser.

Muchos tienen hoy, y lo pierden mañana. ¡Qué pena!, ¿no?

Mejor, que lo que tienes, lo puedas mantener a tu lado, lo aprecies, lo valores, lo cuides y lo uses bien.

Cuídate a ti mismo también, y a los tuyos, valora lo que tienes, y verás cómo lo seguirás teniendo, y se te irán añadiendo muchas cosas más.

Hay quien no tiene ojos para su cónyuge, y va mirando aquí y allá; que sepa éste, que muy seguro, que otros miran lo que él no quiere ver, a este cónyuge que está expuesto, por el desprecio del otro, a sentirse mal, a llenarse de tristeza y vivir una vida infeliz, cuando podría ser tan feliz si su cónyuge, en vez de mirar a otro-a, contemplara a la persona que libremente decidió entregarle su amor, su vida. Ay, cuántos sufren por falta de cuidados de su cónyuge.

Tú, mira en dirección a tu hogar, y no te entretengas en mirar lo que no es tuyo ni es bueno que observes.

Decide ser fiel y verás cómo cambia la calidad de tu vida, porque el que cuida de lo suyo, prosperará.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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131 Carta / A ti, que esperas que a otro le vaya mal

Domingo, 30 de Noviembre de 2.014

 

A ti, que esperas que a otro le vaya mal:

Sí, no te engañes a ti mismo, no vayas de humilde, porque tu humildad encubre tus deseos de que a otro le vaya mal. Disfrutas alegrándote de la desgracia de otro. Qué tristeza me das. Emplear así tu tiempo, cuando podrías hacer de tu vida una maravilla.

En vez de pensar en cosas buenas para ti, en dar lo mejor de ti mismo, te dedicas a pensar cómo disfrutarías de que a ése y a aquel, las cosas no le fueran nada bien.

Qué manera de perder el tiempo y la santidad.

Reacciona y decide hacer algo al respecto; ve a confesarte y empieza a pensar en ti, no para ser egoísta, sino para decidir qué vas a dar de útil a la vida.

Mira quién eres y lo que tienes, y medita en qué puedes mejorar, porque Dios quiere la perfección en todos, también en ti, así que ya sabes lo que Jesús, Dios, espera de ti: ¡la santidad!

Estos malos pensamientos, estos malos deseos, son maldades que el Demonio ve, y se frota las manos pensando en que estás cayendo a sus pies, a servirle para hacer daño al semejante. Porque se empieza así, deseando que a otro las cosas le vayan mal, y luego se pasa a la acción, a hablar mal del otro al jefe, a sus clientes, a sus amigos. Todo aquel que habla mal de otro, sea cierto o no, normalmente exagera y miente, porque el deseo de hundirle es más grande que el de respetar a los demás, que dejar que Dios haga las cosas a su manera, ¡que las hace!, y ya en esta vida, manda recompensas a los que son fieles a su doctrina y cumplen con los mandamientos de la Ley de Dios, haciendo asiduo examen de conciencia, y oran para dar de sí lo mejor y ayudar al que no lo hace bien en vez de desprestigiarlo y de hacer teatro para disfrutar de ver cómo las cosas le van mal. A este que hace esto, le puede ir bien una temporadita, la gente le hará caso, pero no toda la vida podrá dedicarse a hacer este teatro, porque la función se termina cuando Dios dice ¡Basta!, y lo dice muchas veces, porque Dios es bueno y quiere el bien, y no le gusta que nadie se tome la venganza por su cuenta, aunque la llame justicia, ni quiere que se peque contra el que quizás peca, o quizás no, pero que tú deseas que las cosas no le vayan bien.

Piensa en ti, en hacer que tus cosas vayan mejor, y verás cómo Satanás deja de rondarte y tendrás paz, las cosas te irán mejor cuando no desees el mal ajeno. ¡Haz la prueba y ya verás cómo tu vida cambia!, estarás más sano, te sentirás mejor y estarás contento de ti. Pruébalo.

Te deseo lo mejor para ti y para todos, porque lo mejor para todos es lo que Dios quiere; deséalo tú también, y te apartaras del mal y harás el bien.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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132 Carta / A ti, que necesitas vivir mejor la fe

Domingo, 7 de Diciembre de 2.014

A ti, que necesitas vivir mejor la fe:

Amigo, sabes de la fe; escribes, a veces, sobre la fe, meditas sobre ella, pero necesitas vivir mejor la fe. Luego, te sentirás mejor, porque es vivir la fe, lo que te da acceso al amor de Dios, ¡amándole!, sirviéndole con las obras de tu fe.

El mundanismo hace mucho daño a las personas de fe, porque les aparta, tantas veces, de la fe, por ocuparles en las cosas mundanas; que no es lo mismo las cosas mundanas, que las cosas del mundo. Tú eres del mundo, y el mundo necesita de ti.

De lo que no necesitas, es de las cosas mundanas, de seguir la moda, de gastar más de lo necesario, de vivir pendiente de lo que hacen los demás, y desear su suerte, su dinero, su casa, ¡la mujer del prójimo!

La fe es algo maravilloso, que existe para darte la felicidad en este mundo y en el otro. La fe es para que, viviéndola, te sientas útil; y amando a Dios más que a nadie, más que a ti mismo, sirvas a los demás y les des tu vida de servicio, no para ser su peón, sino para ser Luz de Dios.

La sal sala; ¿y tú qué haces?; ¿eres necesario para la vida de alguien?

Muchos, en vez de ser necesarios para otros, son un impedimento para la santidad de los demás; y precisamente, a veces, los que van de santos, son quiénes más perjudican al prójimo. También los corruptos hacen mucho mal, porque su maldad, que está bien programada, distribuye sus frutos, que son el error y el pecado, por el mundo.

Busca el rostro de Cristo. Acércate a la verdadera Iglesia, que siempre practica la caridad, da esperanza y vive la fe.

Amigo, necesitas vivir mejor la fe; y se vive la fe, cumpliendo con los mandamientos de la Ley de Dios.

Ora, reza; pide a la Virgen María, que interceda por ti, para que tu fe sea su alegría. Amén.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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133 Carta / A ti, que quieres tener una buena Navidad

Domingo, 14 de Diciembre de 2.014

A ti, que quieres tener una buena Navidad:

Entonces, si lo que quieres es tener una buena Navidad, empieza por prepararla. Ya la deseas y esto es muy importante, y también lo es, es importante que la prepares.

Las cosas que uno quiere, tiene que desearlas y prepararlas, como el que quiere ser médico y se prepara estudiando antes, ganando dinero para pagar sus estudios y poder hacer prácticas y salvar vidas con lo que ha aprendido de los demás.

Aprender de los demás sobre tu fe, sobre todo de los buenos sacerdotes. ¿Ya asistes a Misa cada domingo?, piensa que las homilías son una lección de vida para ti, en ellas aprendes cosas de Dios y la Iglesia, y es bueno que sepas para poder así aplicar luego lo aprendido y que sea sal en tu fe. Una fe sosa, de estaque sabe poca cosa de Dios, esa no te ayudará a preparar la Navidad, ni la Navidad ni un día a día lleno de felicidad.

Vas comprendiendo. Bien, eso quiero, y quiero además que vayas a Misa cada domingo y no sólo por Navidad.

Se valora a los que van a Misa sólo por Navidad, pero ¡se pierden la alegría de los domingos y fiestas de guardar!, y yo quiero que seas feliz los días de descanso, que son días para Dios, días de hacer el bien, sobre todo a la familia; y el bien se hace con tiempo, es decir, los días de descanso, cuando no tienes que ir a trabajar, puedes hacer estas cosas buenas y necesarias para dar a tu familia y también a los amigos, la alegría de vivir. Que muchos te quieren y te necesitan, pero a veces estás tan ocupado en tus cosas, que pasa el tiempo y dejas de hacer muchas buenas obras.

La Navidad se recuerda cada 25 de diciembre, pero se vive siempre, cada día, por los que desean y quieren tener cada año, una buena Navidad.

Ya sabes, amigo-a, para tener una buena Navidad, que cada día festivo te dediques a dar tiempo de ti a la familia y buenos amigos, para que tu bondad, tu caridad, esta luz de Dios, alumbre su camino y tu camino.

Dios quiere de ti que hagas como Él y te pongas a servir.

Prepara tu Navidad, que tengas una buena Navidad, dando a los demás, por Amor a Dios, y yendo con Dios, tu paz, tu caridad, tu paciencia y bondad.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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134 Carta / A ti, que quieres lo que no puedes comprar

Domingo, 21 de Diciembre de 2.014

A ti, que quieres lo que no puedes comprar:

Han pasado los tiempos en que el consumismo era algo habitual en la sociedad, en ti; ahora las cosas han cambiado, la crisis mundial ha dejado a muchos sin dinero y, a algunos, sin trabajo.

Esos que no pueden comprar lo que desean, que sepan que son muchos los que no pueden, y tantos hay que agradecen un plato en la mesa y un techo.

Hay que cambiar las costumbres, y acostumbrarse a no tener lo que no puedes comprar. Eso no es malo, lo malo es tener dinero y no ayudar al necesitado, ¡eso es lo malo!, pero no tener dinero para comprar, puede ser triste, pero no es malo.

Deseo y pido a Dios Padre, que todos tengáis un plato en la mesa y un techo encima de la cabeza, un lugar donde se os quiera de verdad y una santa familia que os ayude a la santidad, a la felicidad de sentiros amados. 
Aprende a pasar de lo que no puedes comprar. Se aprende y se vive, ¡tantos lo hacen!, y algunos, además, son felices, sobre todo son felices los que, aún no pudiendo comprar, son capaces de regalar amor, paz y reconciliación.

Hay que reconciliarse, porque la felicidad no la da el comprar, sino el saber perdonar. Dios es feliz porque perdona a todos. Puedes comprobarlo tú mismo; puedes irte a confesar, y Dios te perdonará. 

Dios da a tu vida un verdadero sentido, el de vivir la Caridad.

Te deseo una muy buena y feliz Navidad. Tienes segura tu salvación, porque es Jesús, Dios, quien te la da, y esto es una alegría para ti, que deseo te dé una buena Navidad, aunque no puedas comprar, pero sí puedes recibir de Dios su Amor y su Paz.

Feliz Navidad, amigo-a de Dios.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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135 Carta / A ti, que quieres vivir en paz

Domingo, 28 de Diciembre de 2.014

A ti, que quieres vivir en paz:

Algunos ni esto pueden desear, porque no tienen vida para vivirla, hablo de los que son abortados, de estos bebés asesinados. Recemos por quién les ha quitado la vida, porque la paz difícilmente podrán vivir, porque la paz siempre necesita de una buena conciencia.

Si alguien se arrepiente de sus pecados, Dios siempre le perdona, ¡que lo sepa todo el mundo!

Que sepáis que todos los pecados son perdonados, también Dios perdona a los que han abortado.

Recemos para que los que están implicados en algún aborto o abortos, quieran tener paz, y sepan que la paz la da Dios, como Dios da el perdón de los pecados.

Juzgar, no se puede juzgar, pero tampoco se puede mentir, y quitar la vida a otro, esto es un asesinato.

¿Perdona Dios a los asesinos?, Dios perdona a todo aquel que, con arrepentimiento y dolor, acude a la confesión.

No juzgamos, y sí que amamos, por esto decimos al que lo necesita, que Dios le va a perdonar, si se va a confesar.

Propagad esta carta, y el Dios que es Padre, os de a todos la alegría de un nuevo día. Dios te Ama y te quiere haciendo el bien. Amén.

Paz.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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136 Carta / A ti, que deseas tener un buen año

Domingo, 4 de Enero de 2.015

A ti, que deseas tener un buen año:

Yo también quiero que tengas un buen año, ¡claro que sí!, por esto rezo por ti, y pido a Dios Padre que tú veneres a la Virgen María como Madre tuya, ¡que lo es!, por ser Madre de Dios.

A uno, sin una buena madre, difícilmente las cosas le van a ir bien. Todos saben que una madre buena es necesario tenerla para que la alegría viva en su corazón, porque las madres buenas hacen esto, alegran el corazón de los tristes, de los necesitados.

¿Quién no necesita afecto sincero, tú?

Todos necesitan de una madre, y más de la Madre que Dios, Jesús, te dio; porque los regalos de Dios no son caprichos, sino que los regalos de Dios son necesidades, y tú, ¡no lo niegues!, ¡acéptalo!, necesitas de una madre maravillosa; y la Virgen María, lo es, ¡es maravillosa!

Enciende tu fe, apártate del error y aprende, y quiere venerar a la Madre de Dios y tuya.

Reza el santo Rosario, ¡mejor en familia! Y si crees que no tienes familia, te diré que la Sagrada Familia existe y es tu familia también.

“Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía.” Así rezan los que viven la alegría de su fe.

Venera a la Virgen  María, dale su lugar en tu vida; ámala y confía en Ella, en que quiere lo mejor de ti, como es que tengas fe y vida para vivirla, para dar con ella, con tu vida, caridad a todo el que te conoce y te ve, porque tu vida no puede ser simple, sino que debes dar buen ejemplo de fe, esperanza y caridad. Reacciona, de ahora en adelante, venera a tu Madre, piensa en Ella, pídele interceda por ti, a Dios, para que Dios te conceda la alegría de tu corazón, eso que es bueno para ti, y que será tu alegría.

Este año quiero que estés alegre, contento, pero sobre todo, quiero que tengas paz por vivir, tú, la caridad.

Aprende de los santos y comprende que Dios te quiere en el Cielo, por esto te dio a su Madre, para que no tengas miedo y vivas la fe.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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137 Carta / A ti, que piensas que has dejado de tener fe

Domingo, 11 de Enero de 2.015

A ti, que piensas que has dejado de tener fe:

Sí, lo crees, crees que no tienes fe, ya no te motiva la fe católica, sientes a Dios muy lejano, muy lejos de ti, en el infinito, y ni te preocupa que la Madre de Dios, la Virgen María, sea tu madre también. Realmente no te interesa nada, todo se te hace cuesta arriba y crees que no vas a poder llegar. Y, ¿sabes qué?, te lo diré: estás decepcionado de la vida, sí, lo sé, y también de ti mismo y de todos; no encuentras ni un hombre bueno, todos los que están cerca de ti, en estos últimos tiempos te han mostrado lo peor de ellos mismos.

Te lo diré, no es que no tengas fe, es que no recibes cariño, afecto.

Cuán dura es la vida para ti, amigo, amiga. Lo sé, lo sé.

Anda, ven y démonos un fuerte abrazo, de estos abrazos de un cura de pueblo que te conoce desde siempre y sabe que necesitas afecto del bueno, del sincero, del que se da con amor ágape.

¿Cuántas personas piensan que no tienen fe, y lo que les ocurre realmente es que no tienen afecto sincero?, ¿conoces alguno de ellos?, pues es muy triste que los conozcas; si los conoces, y no has hecho nada para darles tu respeto, y digo respeto, no digo afecto, porque el respeto sustituye muy bien al afecto, es más,  los que no son familia, mejor darse respeto que afecto, porque el afecto te implica y a veces uno no está preparado para implicarse; por esto tú conoces a gente que piensan que no tienen fe, y no puedes remediarlo, porque dar afecto sincero, amor ágape, sólo lo pueden dar de verdad, los que aman a Dios sobre todas las cosas, y tú, digamos la verdad, tú tienes muchas preocupaciones en tu vida diaria, por eso los sacerdotes somos tan valiosos, porque no es que no tengamos preocupaciones, tenemos las nuestras y las de todos, pero por eso mismo, por tener tantas, acudimos a Dios, que sabemos que es el único que puede remediarlas. Muchos, cuando ven a uno que sufre, piensan que saben el porqué, y se dicen que no pueden remediar su sufrimiento, así que mejor ni acercarse a esos. ¡Y hay tantos que dicen que pierden la fe!, tantos. Dales tu respeto, pero que sea sincero, respeta su identidad, su persona, su trabajo, su personalidad, y salúdales, y sobre todo reza por ellos, y no te sientas mal de pensar que no puedes ayudarles, porque realmente ¿puedes ayudarles?; puedes interceder por ellos con tu oración a Dios, pidiendo por su persona y buenas intenciones, y tú sigue fiel viviendo la fe.

Y si eres tú, el que me lees, ese que cree no tener fe, ya sabes lo que te digo, eso que sé, que los amigos han resultado no serlo, y los familiares dicen que te ayudan, criticándote y quejándose de ti; entonces comprendo que pienses que no tienes fe, porque todos ellos, o por lo menos muchos, son de tu círculo, de los de ir a Misa, de los que te acompañan en una que otra meditación, pero ¿qué has recibido de ellos?, ¿te han perdonado tus fallos, tus errores, tus pecados?; dicen que sí, pero a la mínima te lo recuerdan; y tú, mientras, quisieras olvidarlo, porque ya lo has confesado a un sacerdote católico, y Dios te ha dado su perdón, pero ellos, esos que dicen que te conocen, no te perdonan con sus palabras y obras; aunque a veces te dicen que sí, luego recuerdan todo de ti, desde tus inicios, ¡todo!

Amigo, amiga, en estos tiempos que la crisis mundial económica ha hecho tanto mal a las personas, y a ti te ha tocado padecerlo, estás viviendo las consecuencias, no de tu mala administración, sino de que las cosas ya no son como antes, y hace algunos años que han dejado de serlo. Comprende que no eres tú, sino la situación mundial económica la que hizo que algunas cosas se torcieran, y otras, sí que fuiste tú, porque cometiste errores, pero no todo fue culpa tuya, hubo precedentes, hubo causas, hubo muchas cosas que aún están escondidas, y quizás nunca se sabrán, pero ¡qué más da!, la realidad es que tienes que vivir con esto, con todo tu pasado y presente, y esperar diligentemente tu futuro. Ah, pero me dices que no tienes fe. ¿Ves?, en quien no tienes fe, es en ti mismo, no en Dios, en Cristo. Y déjame decirte que Dios, que Cristo, confía en ti, se fía de ti, digan lo que digan los que dicen. Tú, busca en Dios tu esperanza, y Dios, ya sabes que te perdonó, y teniendo tú su perdón, entonces, vuelve a empezar de nuevo; otra cosa es que los que no te perdonan, aunque a veces te digan que sí, esos, a mi me parece que no creen en ti, aunque les demuestras que las cosas están cambiando, pero estás tan abatido demostrando, que este abatimiento hace que creas que no tienes fe. Ahora no tienes fe en ti mismo, pero sí que tienes fe en Dios; si me has leído hasta aquí, y por leerme, sé que tienes esperanza, te digo que tu esperanza en Cristo será cumplida, porque Dios ama una y otra vez, es decir, ama siempre, en tiempos de crisis y en tiempos de prosperidad. Y Dios puede cambiar las cosas, sólo hay que pedírselo. Empieza pidiéndole te de fe, te aumente la fe y las obras de la misma.

Dios te Ama y confía en ti.

Te ama también Santa María.

Y yo, un sacerdote que ama al Padre Dios, también siente por ti, este amor ágape, que te he demostrado y te demuestro en este abrazo que ya te he dado y que ahora mismo te doy. ¡Amigo!, ¡Amiga! Dios está contigo, seas como dicen que eres, sea como hayas sido. Tienes una vida por delante para que Dios te ayude a ser la mejor versión de ti mismo, de ti misma.

Un abrazo y mi bendición. A partir de ahora, todo, todo te irá mejor.

Con afecto sincero.

P. Jesús

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138 Carta / A ti, que has dado mal por mal

Domingo, 18 de Enero de 2.015

A ti, que has dado mal por mal:

Y ahora, después de hacerlo, ahora no estás contento, no estás contenta.

¡Ya lo sabía!

Te espero en el confesonario.

Piensas que estoy enfadado, pues, no, no estoy enfadado, soy sacerdote porque sé que tengo que ayudar a los pecadores; ¿dime tú uno que no peque nunca?

Tampoco voy a decirte que te comprendo, porque no te comprendo, no.

Pienso que obraste mal, y que yo puedo, a través de tu confesión, y porque soy sacerdote, puedo darte el perdón de Dios; pero te pondré penitencia, y no será una simple oración o dos, no, no creo que esto sea bueno, que esta penitencia sea la mejor para los que han pecado devolviendo mal por mal; lo mejor, es poner de penitencia, que hagas el bien, y eso haré, te pondré por penitencia hacer un bien a quien le has hecho mal por el mal que te ha hecho.

¡Ven, ven!, ven al confesonario, que quiero darte el perdón de Dios, y como penitencia, enseñarte a hacer el bien, a dominar tu temperamento y a hacer salir de ti, lo bueno que tienes, y tienes, sólo que imitaste a quien no debías.
Ya que estamos en la iglesia, ven, vayamos tú y yo delante de la Cruz; y a ver, dime: ¿Por qué no imitaste a Jesús en vez de hacer el mal?… Te dejo que me lo expliques… … … 
… … … 
Estás llorando, y esto es bueno; quería ver tu dolor, porque para confesarte bien, tienes que sentir dolor por tus pecados, por haberte portado mal, con lo que te Ama Dios.

Dices que no lo harás más. Bien, pero tendrás, por penitencia, que hacer un bien a quien te hizo mal y le devolviste mal.

Dices que no sabes. Pues tendrás que saber que, mientras no cumplas la penitencia, tu pecado no es perdonado. Así que ve pensando, porque para hacer el mal, bien que se te ocurrieron ideas.

Un sacerdote está al lado del pecador, siempre al lado, para enseñar a todos a ser imitadores de Cristo mismo.

Tiene tanto trabajo el buen sacerdote, hay tantas almas que encauzar al buen camino, almas que sufren, y muchas es porque no saben, no quieren hacer el bien.

Hay que hacer el bien sin mirar a quien.

¡Hasta el próximo domingo, amigo-a!

Con afecto sincero.

P. Jesús

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