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Índice cronológico - 8. página

70 Carta / A ti, que vas a sacrificarte con alegría

Domingo, 18 de diciembre de 2.011

A ti, que vas a sacrificarte con alegría.

Saber que uno hace lo correcto, ¡lo que tiene que hacer!, eso te llena de alegría al hacerlo, porque uno es feliz cuando sabe que hace lo que tiene que hacer, lo que es lo mejor para él-ella, para todos.

Muchos quieren ser buenos, y algunos no saben cómo.

También se ha oído por ahí, que uno tiene que hacer lo que le plazca en cada momento, diciendo que deben hacer lo que les salga del corazón, lo que les impulse los sentimientos de ese momento. Y hay quien dice que deben hacer todo lo contrario que no han hecho, para ser así ellos mismos y no seguir lo que otros han impuesto.

Lo que hay que hacer es lo que es natural y bueno, lo que te dignificará con honores, el honor de practicar la verdad, de ser libre, por no hacer nada malo. Que eso es difícil de hacerlo siempre, es más, es imposible, porque basta un simple dolor de cabeza, para no contestar a los demás con respeto, si te atosigan con imprudencias, y cuesta tanto ser prudente, hacer las cosas en su momento.

Quiero que seas feliz, feliz, como lo fue Cristo, que sabiendo que se entregaba por todos, lo hizo, se sacrificó, hasta llegar a la muerte y así poder resucitar, y dar, entregar, una nueva vida, vida de total felicidad y dicha, la del resucitado, porque la resurrección existe, y la vive quien muere, y antes hizo morir sus malos instintos y deseos, para hacer el bien siempre.

La felicidad está en Dios, en Jesús, que resucitó, y que mientras vivió en la tierra, como Jesús, hizo el bien, sólo el bien, llegando a darse a sí mismo para que tú y todos los que lo aceptáis, como el Dios que es, os llenéis de dicha, la dicha de la esperanza, la esperanza de la fe: Jesús, Dios que te Ama, y que se sacrificó por ti, para que como Él, tú, resucites también.

Sacrifícate para que los que te traten, al tratarte tengan paz, viendo cómo vives de obras de fe, haciendo caridad con ellos.

El sacrificio libre y voluntario de renunciar al mal, a lo malo, te dará la alegría cristiana de vivir en la Gracia de Dios, allí donde el Consolador te consuela y te guía hasta que no te halles en la Resurrección.

Si quieres, puedes.

Te deseo la felicidad del que se sacrifica con alegría.

Que tengas una feliz y santa Navidad.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

71 Carta / A ti, que vas a rezar más

Domingo, 25 de diciembre de 2.011

A ti, que vas a rezar más:

Este es mi consejo para todos, el que recéis más.

Me ha escrito una buena persona, amiga en Cristo, y me dijo:

«Su comentario de hoy R. P. Jesús es lo que está pasando con la familia que formé… es como ramas que se van quebrando y ya se olvidaron del ejemplo y las enseñanzas evangélicas que recibieron. Fueron 7 ya al formar sus propias uniones, alejándose del Sacramento del matrimonio, abandonando el verdadero, me apenan tanto que me pregunto si fui yo quien no supo inculcarles bien y con más rigor la fe y el cumplimiento del deber que contrajeron haciendo mal uso de la libertad. Jesús y María Sma. los perdonen y hagan que se arrepientan… pues cuando llegan a la edad madura verán que este que están transitando NO es el verdadero camino… ¿tuve yo la culpa? a veces dudo y no sé cómo actuar cuando me traen a mi casa para «presentarme» las nuevas parejas que han formado… si no los recibo dirán que yo los alejo porque saben muy bien mi manera de pensar. He resuelto si a Ud. le parece no llamarlos nunca y si vienen no puedo decirles que se vayan… son mis hijos y no pierdo las esperanzas de que alguna vez Dios se apiade de ellos y vuelvan por el buen camino. ¿Qué opina Ud?…»   

Bendita tú que sabes dónde vas, no pierdas el rumbo y reza, reza más, para no perder la fe, para no sentenciar, para tener una vida de paz.

Todo lo que hacen tus hijos, lo hacen porque quieren, ¡son libres!, ni tú tienes la culpa de sus pecados, ni tendrías el aplauso si ellos fueran mejores.

Sufren tanto las madres…

Cada quién hace con su vida lo que quiere, decide lo que hacer y lo hace. Ellos deciden lo que hacer y lo hacen, y la oración tuya a Dios, es la única que puede influirles, y más si es a través del Santo Rosario, en el que se pide la intercesión de una buena Madre, la mejor, la Virgen Madre de Dios, y de cada uno de los creyentes, porque Dios, Jesús, se la dio a sus apóstoles, ¡a ti!, a todo el que está bautizado. Ampárate, cobíjate, escúdate, consuélate con el rezo del Santo Rosario.

A tus hijos, llámalos, tú no tienes que castigarlos ni castigarte; llámalos y pregunta por ellos, por tus hijos, respeta la persona de sus parejas, pero habla con tus hijos. Y en cuanto a cuando vengan a verte, haz lo mismo, respeta a todas las personas, pero entrega tu amor a tus hijos. No te quedes sin su amor, por sus pecados de fornicación con escándalo. Disfruta de su amor y dales buen ejemplo. Hay quien parece un buen hijo, que tiene un mismo esposo-a, pero a escondidas hace adulterio. No está bien eso, como no está bien cambiar de pareja, pero créeme hija buena si te digo que cada quién pagará por sus pecados, ya en esta tierra. Hay hijos que no se han separado de su cónyuge, pero como empleados roban al patrón, en sus empleos, o calumnian… y todo ello, es pecado mortal.

No sentencies a tus hijos, pero sí que tienen que saber que preferirías, que querrías, que vivieran en Gracia de Dios, porque es la fe que crees. Tú practícala, se humilde, sin dejarte humillar, y vive tu esperanza, la esperanza de tu fe, haciendo obras de caridad, como es enseñar con el ejemplo al que no sabe, al que parece que lo ha olvidado, al que va perdido como van tus hijos.

Coméntales que te agradaría que estuvieran a bien con las enseñanzas de la Iglesia, que acudieran a la Santa Misa, (aunque no puedan comulgar, ni confesar, mientras vivan en pecado), que vean que eres una madre cristiana.   

No tengas ni miedo, ni tristeza; sé valiente y haz tu lucha pacífica, la lucha de la oración y las buenas obras, la del buen ejemplo.

Piensa que tienes tu vida, tu propia vida, y piensa en salvarte, piensa en hacer obras de caridad, llena tu vida de esperanza, de confianza en tu salvación, procura por ti misma, porque quien se salva, arrastra a otros con su propia salvación, porque la fe es luz en las tinieblas, y tus hijos viven en tinieblas. Reza y confía en los milagros, confía en la influencia de Dios Espíritu Santo; hazte una fiel hija de María, y pon en tu casa imágenes de Ella, de Dios, para que cuando vengan tus hijos a verte, te encuentren en buena compañía, la mejor, la de la Madre de Dios, la de la Sagrada Familia.   

¡Feliz Navidad!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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72 Carta / A ti, que vas a rezar mejor

Domingo, 1 de enero de 2.012

A ti, que vas a rezar mejor:

Este nuevo año, tu proyecto es rezar más, y te digo que si tienes voluntad y disciplina para cumplirlo, vivirás mejor, será un buen año para ti, y prepararás el resto de tu vida para que sea mejor, porque no hay nada como la oración salida del corazón, unida a la mente que ha decidido con voluntad que vas a dedicar buena parte de tu tiempo ¡a rezar!

Cuando no sepas qué decirle a Dios, reza el Rosario a la Virgen María, pidiendo su intercesión; para tu oración, y Ella, buena Ella, sabia Ella, le pedirá por ti a Dios, para que se cumpla tu vocación: ¡santo!

Todos los que rezan buscan la santidad, la perfección.

Todos los que rezan por los demás, buscan, quieren y hacen un mundo mejor, porque todas las cosas buenas son SIEMPRE venidas de Dios.

Reza por los moribundos, por los difuntos, por los vivos y los niños.

Reza por los sacerdotes, por los obispos, el Papa.

Reza por los que tienen hambre de pan, de la Palabra, de justicia.

Reza por los que no rezan y reza por los que blasfeman.

Reza por los enfermos y los sanos; los enfermos para que sanen, y los sanos para que no enfermen.

Reza por la fe, para que los que tienen fe, se les aumente y hagan obras de la misma.

Reza por la esperanza, porque ¡no hay esperanza!, muchos creen que todo se paga y con dinero, pero no es así, la moneda que está más en alza, la que realmente está más cotizada, es este intercambio de oración, el rezar unos por otros. Cuando te hagan un favor, reza y paga así la bendición.

Reza por la pureza, para que no haya maltrato de ninguna manera, para que las personas sean tratadas como Dios quiere y pide, con caridad.

Reza siempre por caridad, por amor a Dios, y Dios te devolverá este amor suyo que das por la oración, y te llenará el corazón de dicha, la dicha de servir por amor, la dicha de hacer oración.

Reza, ¡habla con Dios!, como si hablaras conmigo, y verás que es muy fácil la vida de oración.

Este año reza, reza mucho para que los padres bauticen a sus hijos, para que las personas adultas, los jóvenes, se bauticen. Porque para rezar bien y mejor, siempre se necesita de la acción de Dios Espíritu Santo, que siempre, al bautizado, se le es entregada la gracia de ser consolado.

Reza, reza, ¡reza!

No te canses de rezar. Cuanto más reces, ¡más alegría tendrás! ¡Haz la prueba!

Si quieres ser muy feliz, ¡reza!

¡Feliz Año Nuevo!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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73 Carta / A ti, que quisieras que bautizaran a tu nieta

Domingo, 8 de enero de 2.012

A ti, que quisieras que bautizaran a tu nieta:

Alma bendita, tú que me escribes y me dices:

Mi hija no está casada por la iglesia porque el marido no es católico y además no quiere bautizar a mi nieta. ¿Qué puedo hacer? Ella no quiere ni que le hable de los sacramentos. Ayúdeme Padre, por favor, con sus oraciones. Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, lo llene de bendiciones. Saludos.

Siempre han sido tiempos difíciles para la fe para muchos, ahora, hija mía, son tiempos difíciles para ti, necesitarás toda la valentía y la piedad para resistir la invasión de los sin fe. Y no pierdas jamás, ¡jamás!, la confianza en Dios, que siempre, desde el principio de los tiempos, está Dios al lado de los que le aman, ¡tú!; siempre Dios estará a tu lado, junto a ti, y lo importante, lo vital, es que tú no dejes de creer, que tú tengas caridad y paciencia, y tu nieta crecerá y podrás ir, despacito, enseñándole la fe, no con palabras, sino con obras, las obras de esta fe tuya que quieres que tu familia tenga.

Es tiempo de enseñar con el ejemplo.

No se puede obligar a nadie, pero todos pueden ver, y ven las obras de tu fe, tu vida de piedad, siendo coherente con tu religión, y estando muy segura de Dios, de que Dios te Ama. Si tienes esto bien claro, tú te salvarás, y por ti y contigo, tu familia se salvará.

No quieras evangelizar con las palabras, no quieras imponer nada, pero que tu vida, hija mía, sea una vida piadosa, pacífica, de Misa y sacramentos, de tener en tu casa imágenes de Jesús, de la Virgen María, de los ángeles de la guarda, de los santos, como San José. Y cuando sea más mayor, a tu nieta le regalas una medalla de la Virgen Milagrosa.

Quiere mucho a tu familia, no te enfades con tu hija; a estas alturas, cuando ya está casada con un hombre que no es cristiano, cuando no quiere bautizar a su hija, ¡es un poco tarde, para avisarla!; ahora, si callaste, debes de continuar aceptando lo que aceptaste, porque seguramente fuiste a su boda, y te divertiste en ella, aceptaste su manera de vivir la vida, y debes de seguir igual, porque ya lo hiciste, ya colaboraste con ella; si es que fuiste a su boda, si es que participaste en la misma, eso es señal de que estabas de acuerdo, y ahora, si te molestas porque no quieren bautizar a la niña, es demasiado tarde; en tu caso, debes de aguantar, resistir, y luchar no con las palabras, porque por tus hechos, aceptando esta boda diste tu visto bueno, y ahora no van a permitir que cambies de opinión, no lo comprenden; ni yo comprendo que fueras a su boda, si no era una boda religiosa. Si no te importó, en ese momento, que tu hija se casara sin el sacramento del Matrimonio, ¿cómo es que ahora quieres exigir que tu nieta reciba el sacramento del bautismo? Te equivocaste, y tendrás que aceptar las penas de tu error, y tendrás que sufrir de tu mala conciencia, porque permitiste, diste valor, a un casamiento que no era una boda como sacramento.

Para los que me leáis, y aún tenéis tiempo de ser coherentes con vuestra fe, aprended de esta abuela que sufre, y recemos todos por esta familia, y para que ella, dé buen ejemplo y, por la Gracia de Dios, sean una familia cristiana-católica, que Dios todo lo puede, ¡es Dios!

Tú, y todos, cada uno de vosotros, por lo menos, velad por uno mismo, para dar buen fruto, para no ser un fariseo, para vivir la fe con alegría, la de tener el Amor de todo un Dios de bondad, misericordia, y todo el poder del bien está en Él. Pedidle y os dará, rogadle y recibiréis.

Y si has obrado mal alguna vez, ve a confesarte, y déjate consolar por Dios Espíritu Santo. La iglesia te espera, allí está Dios, allí esta Jesús, vivo, ¡Resucitó!

¡Alegría!

¡Vivid la fe!, y veréis que muchos se bautizarán, si os ven alegres de verdad, confiados en el Todopoderoso.

Sed amigos de Jesús, y de su Santa Madre, María. Y disfrutad de la vida, confiando en esas pequeñas cosas que hacen del día a día ¡un gran día!, el hacer siempre el bien, sin mirar a quien.

Muchos se bautizarán si tú estás alegre, si vives feliz, porque la Gracia de Dios puede llenarte, debe llenarte de alegría; tú estás salvado, estás bautizado, y eso es lo importante para ti y para los demás, que tú vivas la fe, y por ti todo va a cambiar, porque tu bautizo vale, vale toda la Sangre de Cristo derramada en la Cruz.

Siempre es tiempo de esperanza.

Confía en Dios y ¡vive la vida!, como Él la vivió, con Caridad.

No sufras por lo que has hecho mal; confiésate, y disfruta de todo lo bueno que puedes hacer a partir de ahora, ¡ya!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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74 Carta / A ti, que quisieras que hubiera más sacerdotes

Domingo, 15 de enero de 2.012

A ti, que quisieras que hubiera más sacerdotes:

Me dices:

“Padre Jesús, en mi Parroquia hay un sacerdote de 86 años, que el Obispo va a retirar, y vendrá un diácono porque no hay sacerdotes disponibles; pienso en todos los sacerdotes que hay, por ejemplo, en los Legionarios y en el Opus Dei, ¿por qué no van a las Parroquias?, ¿por qué dejan solos a los feligreses, sin sacramentos? No entiendo que haya hombres que se hacen sacerdotes, y sólo su sacerdocio sirve a un Grupo de la Iglesia; ¿por qué no hay más sacerdotes diocesanos? Parece que los de Movimientos católicos buscan jóvenes para ser sacerdotes sólo para su grupo católico, y los domingos ya no hay Misa en muchas Parroquias. ¿Cómo puede ser que los sacerdotes nos abandonen?»

Comprendo que tu desilusión te lleve a este discernimiento. Te diré que la Iglesia tiene sus normas, permite los grupos, los movimientos, las prelaturas, y siendo así, todo es legal. Otra cosa es lo que cada persona, cada joven, cada sacerdote decide hacer, a quién servir.

Reza mucho por los sacerdotes, por la Iglesia, por las Parroquias y por los fieles que se van a quedar sin la ayuda sacerdotal.

Hoy soy breve.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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75 Carta / A ti, que no sabes si Dios ha dicho tu nombre

Domingo, 22 de enero de 2.012

A ti, que no sabes si Dios ha dicho tu nombre:

Hija buena, me escribes diciendo:

“¿cómo se yo que ha dicho mi nombre? según he leído en el Evangelio de hoy… ¿cómo puedo saber que El ha dicho mi nombre?. Trato de hacer mis cosas diarias… oraciones, rosario, atención de familia, etc., pero lo que más me interesa es sentir como esta mi alma ante Dios. Tengo un periodo diría casi de aridez. Me faltan sin duda los sacramentos diarios y adquirir fortaleza para soportar lo que El quiera mandarme. Tengo 85 años, viuda y casada nuevamente con un hebreo a quien nada puedo comentar ni decir. No es practicante pero trato de que vea en mí que trato de ser una buena católica… reza el Avemaría y me acompaña a Misa aunque dice sólo lo hace por acompañarme pues no siente nada… NO TIENE FE sabe muchísimos pasajes del antiguo testamento, y del nuevo innumerables pasajes de la vida de Cristo en la tierra y sus parábolas. Dice que no puede entender como se hizo Dios, como comenzó la vida humana y porque fueron echados del Paraíso. Los sacerdotes de mi Parroquia me han prohibido que trate de convencerlo. Le hablo de las dudas de San Agustín y lo que más me molesta si así puedo decirlo que duda de la virginidad de la Sma Virgen….a pesar de que casi diariamente antes de dormir reza… parecería que de algún modo hay en el FE pero no se da cuenta… REZA el Avemaría conmigo o cuando me ve mal de salud. He ofrecido mi vida a la S.V de la Medalla Milagrosa por su conversión y conseguí que besara una medalla de la S.V. según me dijo un sacerdote que lo hiciera (por supuesto el no lo sabe) hable con el superior del Seminario de San Rafael de Mendoza y me confirmo, diciendo que estaba bien mi ofrecimiento. Trato de no pensar cuando sucederá y cómo. Dios decidirá…Gracias P. Jesús por leer mi mensaje. ¿es mucho pedir que me conteste aunque sean unas pocas palabras?..Que El Señor lo bendiga en su Ministerio.”

Hija ¿pero es que no ves?, él está convertido, tu esposo hebreo está convertido. Es que viendo, no ves. Mujer, todos los católicos, todos, tienen cosas que no entienden, que no comprenden, al igual que tu esposo, pero como tu esposo, van a la Iglesia y rezan. Sí, lo sé: él no confiesa ni comulga, pero, aunque no sea excusa, te diré una verdad real, ¡cuántos confiesan mal, cuántos van a comulgar en pecado mortal!. Llegará el momento que él también confesará y comulgará, que se bautizará; dale todo tu cariño, y vive con alegría, la alegría de la esperanza que será cumplida. Tu esposo necesita esta alegría cristiana, y tú estás demasiado preocupada en ver, en palpar su conversión. Hija mía, que llenas de alegrías el corazón de Cristo Rey, tu nombre es pronunciado constantemente por los santos ángeles que le traen a Dios tus nuevas, todas tus penas, que ¡son alegrías divinas!, le haces tan feliz a Dios, hija mía, ¡seguro!, como a mí me has hecho tan contento, ¡mujer buena!

Ya sabes lo que te he dicho, quiero que disfrutes de lo que has conseguido, y lo demás lo hará tu alegría, esa sonrisa que te saldrá del corazón por los ojos. Y, no te importe que dude, porque siempre dudará, ya que hay tantas cosas maravillosas en nuestra bendita fe, que saberlas todas… no se saben, por eso le llamamos fe, ¡fe!.

Ten fe, porque Dios pronunció tu nombre en el mismo momento que se unieron en la indisolubilidad las esencias de tus padres, y al pronunciar tu bendito nombre, tuviste identidad, porque Dios quiso.

Qué bella eres en tu ancianidad, ¡mujer cristiana-católica!

Que los ángeles te guarden y disfrutes de tu fe, porque tu fe es para vivirla, y viviéndola la disfrutes. No hay nada más maravilloso que creer en Dios, en todo lo que la Santa Madre Iglesia enseña. ¡Aleluya!

Gracias, hermana.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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76 Carta / A ti, que no sabes bien qué es ser un consagrado

Domingo, 29 de enero de 2.012

A ti, que no sabes bien qué es ser un consagrado:

Me has escrito, y me preguntas:

“Padre Jesús.
Su meditación, me ha hecho pensar mucho y me he preguntado, ¿Quiénes son los consagrados para usted?.  No sé si podrá contestarme, porque debe tener mucho trabajo, aunque se lo agradecería. Yo pensé que los consagrados eran los sacerdotes o religiosos de las diferentes órdenes. Gracias por su trabajo de cada día por todos nosotros. Que Dios lo bendiga”.  

Y te digo, hija amada, en mi corazón de sacerdote, tú puedes consagrarte también, porque eres libre de comprometerte a dedicar tu vida al servicio de Dios; primero, siendo bautizada y haciendo voto tú directamente con Dios, al que debes la vida, con las promesas de que lo servirás fielmente con caridad (todo lo harás, dirás y pensarás por y con amor a Dios, amándolo sobre todas las cosas y personas y sobre ti misma), obediencia (a Dios, Uno y Trino, y a la Iglesia Católica que lo representa), castidad (si eres soltero-a, religioso-a, sacerdote), fecundidad (si eres casado-a),  pobreza (de no gastar más de lo necesario, y si puedes, ahorrar, y dar al necesitado, empezando por los de tu casa, los de tu familia, amigos, conocidos, a la Iglesia…)

caridad
obediencia
castidad / fecundidad
pobreza

¿Es la consagración contraria a la sana doctrina de la Santa Madre Iglesia Católica?; ¿es contraria a Dios?

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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77 Carta / A ti, que eres distinto a los demás

Domingo, 5 de febrero de 2.012

A ti, que eres distinto a los demás:

Y lo sabes, sabes que eres distinto a los demás, y te gusta ser tratado como una persona diferente de otra, ¡no te gusta ser un número!, tienes una identidad. Sí, en todo estoy de acuerdo, pero… pero, luego quieres “ser como todos”, tener un trabajo fijo, una entrada suculenta de dinero, una familia que te quiera, un respeto y aplauso social… Vas viendo cosas buenas que le ocurren a este y al otro, y quieres que te pasen todas a ti, ¿verdad que sí? No te engañes a ti mismo, acéptalo, acepta que eres un egoísta nato, que quieres y piensas sólo y primero para ti mismo, y a eso, tantos, le llaman ser feliz, tener derecho a ser feliz. Sí, para tantos, ser feliz es ser un consentido de la sociedad, un mimado de la familia. Y no, hemos venido a servir. Y ¿dónde has visto tú que los servidores sean considerados como fenómenos?, al contrario, quien hace de servidor de otro, más bien al que sirve es al que aplauden todos, y al servidor ni le hacen el mínimo caso, exigiéndole siempre el máximo, el estar en vela, el olvidarse de sí mismo para pensar en quien está a las órdenes para servirle. El servidor no es consentido, no es un mimando de nadie, ni es un aplaudido por la masa, ni es admirado, sólo por los ángeles, que como él, también están en este mundo para servirnos a todos, y pasan desapercibidos, tan desapercibidos que ni tienen rostro, sólo son espíritus.

Amigo, ¿por qué sufres?, ¿por no ser un consentido?, ¿por ser un servidor, como lo fue Cristo, tu Señor?

Madura ya.

Seguir a Dios es servir, y el servidor tiene que dejar el egoísmo, tiene que olvidarse de sí mismo y servir a todos; no tiene el cristiano un amo, no es servidor de uno, sino de todo el mundo; un cristiano, ante todo, no puede ser egoísta ni consentido; y si tú, recién convertido, te preguntas por qué sufres tanto, por qué las cosas no salen como quisieras, te digo que Dios te está preparando para ser santo, para servir a todos y dejarte de servir a ti mismo. ¡Ya basta de ñoñerías!, ya no eres un bebé, ¡mira la vida!, ¿qué ves?… Pero, mira bien, y no con ojos de soñador, sino con ojos de idealista, que no es lo mismo, porque el soñador ¡está en las nubes!, el idealista, quiere que las cosas cambien. Mira… mira como sufren todos, todos cargan con su cruz, quieran o no, y los que tienen éxito social, ¡no tienen una vida perfecta!, muchas cosas pierden para agradar a la masa, para tener el aplauso de la mayoría y llenarse los bolsillos por ser su producto, producto de consumo social, que les entretiene, y le dan dinero, dicen, por su talento, pero no es por el talento, porque hay mucha gente talentosa, tú mismo tienes talento y puede que ahora mismo no tengas ni empleo, o trabajes en algo por lo que tu talento ni es necesario, esa es la realidad, así que seme idealista y haz algo bueno, útil, para cambiar las cosas de esta vida, pero, ¡no sólo para ti, sino para todos, para todo el mundo!; un verdadero idealista ama al mundo, no es egoísta; si fuera egoísta, sería soñador y no idealista, porque el que sueña, en sus sueños él es el protagonista, pero el idealista forma parte del mundo, es del mundo sin ser mundano, porque quiere cambiarlo. Y a eso estamos destinados todos los que propagamos el Evangelio, ¡a cambiar al mundo!, con nuestro ejemplo y nuestras palabras.

¡Amigo!, vamos, mira… mira bien tu cruz, reconócela; no tienes el trabajo laboral que quisieras, ni te pagan por él lo que querías, ni tienes fama, ni eres aplaudido, sino, más bien, si no callas, otro te cogerá tu lugar de trabajo, porque las normas de la empresa son las que valen, y no tus sueños o puntos de vista. Esa es tu cruz, y posiblemente no eres amado por toda tu familia, es más, por ser cristiano católico eres odiado, sí, he dicho odiado, y con eso quiero decir que si no vas con cuidado, si no eres discreto en tus cosas personales, si no eres capaz de valorar a Dios antes que a ti mismo, ¡te espera cada una!; y de todas maneras, por ser fiel al Papa, te vas a llevar cada disgusto familiar y social, pero, ¡eso ya lo dijo Cristo!, y sabes que eres realmente único e irrepetible, así que no vayas esperando esos sueños que os venden por televisión, porque esos sueldos de futbolista y el aplauso de los artistas, con la buena fama de los santos ya canonizados; todo esto junto, ¡ni hablar te van a otorgar en este vil mundo!, donde la pillería está en coger el lugar de otro.

Pero… ¡no te vayas!

¡Quédate en la Santa Madre Iglesia Católica!, porque aunque no se cumplan tus sueños, sí que recibirás SIEMPRE, DE DIOS, el pago de tu labor cristiana, la de propagar el Evangelio de la fe, de tu fe. Y Dios puede, por tu fe, darte lo que otros te han negado por su humanidad, por el odio que te tienen por ser cristiano católico. Así, que ¡quédate!, porque sólo en la Iglesia tendrás la recompensa que te llegará por la Divina Providencia.

Algunos, asustados y temerosos, impacientes y torpes, dejan a la Iglesia, porque piensan que así dejarán de ser odiados y tendrán oportunidades de aplausos, de hacer sus sueños, pero, no… no… Déjame decírtelo, hijo amado, amigo de Dios y mío, ¡no!, no van a dejarte ser un soñador, ¡ya nunca más!, porque empezaste a servir y ya eres un servidor, y eso, no se va a cambiar, no se cambiará, porque nadie mundano va a darte la mano después de haber visto tu luz. ¡Es la verdad!, ¡no te engaño!, así que sigue confiando en Dios y olvídate de la fama y el dinero… ¿¡es que no recuerdas ya los impuestos!? Te lo quitan todo los césares de este mundo, pero Dios da con creces; ¡claro que vas a sufrir!, pero tu nombre se puede llegar a escribir en los altares, y si nadie se ocupa de tu beatificación, ¡no importa!, lo importante es y será que, por los siglos de los siglos estarás inscrito en el Amén de Dios Hijo, Jesucristo, este amén que pronunció con su entrega en la Cruz, ¡por ti!, sí, precisamente por ti, que siendo distinto de los demás, ¡eres como todos! SALVADO por Cristo crucificado.

Amigo, hermano, te presento tu cruz, anímate a cogerla y llevarla cargada a tu espalda, mientras los mundanos cargan con gruesas piedras que transportan de un lugar a otro y van como alma en pena, ¡porque les pesan!, en cambio, ¡la cruz!, bendita sea; si a todo lo que recibes de los demás, de la vida, le das un valor de santidad, devolviendo bien por mal, y todo por Amor a Dios, entonces tu espalda se vuelve rígida, porque la gallardía, el honor de hacer una obra superior, la de VIVIR EL EVANGELIO, te da el respeto a ti mismo, ese respeto que tantos buscan en filosofías baratas y en libros de autoayuda, cuando el Evangelio es la Palabra que da alimento, y junto con la fuerza y el Amor que recibes de Dios en los sacramentos, ¡tú eres feliz con tu cruz!, feliz sin tener éxito, sin tener aplauso ni dinero y siendo odiado por algunos de tu familia, o amigos o el mismo mundo, al que tu luz molesta. ¡No pesa la cruz cuando uno va para santo-a!

Ánimo, porque sé muchas cosas maravillosas que puedo contarte, y darte la fe que necesitas para seguir adelante. La semana que viene, te hablaré de ese servir a todos, A TODOS. ¡Verás lo divertido que es!, porque al servir a todos, TE HACES LIBRE; en cambio, quien sirve a pocos, a unos cuantos, a uno, estos… pobrecitos, ¡lo que les espera!… Te lo contaré la próxima semana. ¡Sigue leyéndome!, no van a matarme a mí, no van a dañarme a mí, porque soy de Dios, y mi destino, siendo sacerdote, es darte la Palabra, consolarte, enseñarte, informarte, y aliviarte, ya que tu ignorancia te hace sufrir. ¡No sufras más!, apóyate en mí, que yo sigo a Dios.

¡Hasta la próxima semana!

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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78 Carta / A ti, que vas a servir a todos

Domingo, 12 de febrero de 2.012

A ti, que vas a servir a todos:

No te quedes encerrado en tu casa, deprimido, ofuscado por las pérdidas sentimentales y económicas; haz planes como un buen comerciante, porque con tus obras y palabras vas a ganarte el Cielo. Mira, te muestro el campo, ese campo con el tesoro escondido, es la vida misma, y tú no eres ningún perdedor, sino que eres un comerciante listo y eficiente. ¡Haz un estudio de mercado!, ¿qué te va a dar más, tener 10 clientes o 10.000?; entonces, como buen profesional, sabrás que es más rentable servir a todos que a unos pocos. Pero para servir a todos, tienes que prepararte, porque tienes que agradar a muchos, y cada uno es distinto; sobre todo y ante todo… no voy a decirte la tontería de “sé tú mismo”, ¡que no!, que eso no da beneficios, lo que da dividendos es imitar a Cristo, porque todos aman a Dios, y debe ser así, y así debes de actuar tú, como si fueras otro Cristo y vieras en todos los demás a Cristo sediento de paz, de afecto. ¡A por ellos, muchacho!, a por todos, imitando al Bueno de Dios, al Santo de Dios, al Sufrido de Dios, sí, sufrido; ¡ven!, no te se me escondas!, que, a la que hablo de sufrimiento, alguna gente desaparece. ¡Ven!, ¡quédate!, porque te diré las grandes ventajas de servir a todos, porque hay unas cualidades necesarias para el cristiano, que agradan ipso facto a todo el mundo y son, sobre todo, NO QUEJARTE de nada, y en todo ver el lado bueno, positivo; sólo con esto tendrás más de un millar de amigos. Así que te he descubierto la vía directa al corazón de tus semejantes, que es el no quejarte y verlo todo Providencial, y además buscar una razón positiva, que en todo hay, incluso en la muerte, porque si te comentan de alguien que se ha muerto, puedes decir la verdad de que muy seguro estará con Dios, en el Cielo, porque Dios no deja pasar NI UNO sin que no lo quiera para Él. Sí por eso murió, para llevarse a TODOS AL CIELO, como tú debes vivir para lo mismo, no quejándote de nada y viéndolo todo positivo, incluso la muerte, porque la muerte da la oportunidad de ir al Cielo, y Dios NO PIERDE NINGUNA OPORTUNIDAD, y es el más listo de todos, ¡más que el mismo Satanás!, que es un infeliz, intentando llevarse las almas al Infierno; pero llega la muerte y Dios se muestra al difunto, va a su encuentro, Él, o su bendita Madre, y le dicen a la persona lo que necesita oír para salvarse, y si esta persona tiene algo de bondad en su corazón, aunque sea una chispita pequeña, entonces aceptará el Amor de Dios, que se le mostrará para convencerlo de la Verdad, de que Él, Dios lo Ama. Entonces, no temas a nada, porque nada tiene un final trágico, ¡jamás!, ni ninguno de tus proyectos que no se han realizado; nada humano ha sido trágico, al contrario, todo ha sido para un bien, y debes de confiar en la fe, y debes propagar el Evangelio de la Fe, el que Cristo vino al mundo, murió y resucitó, como todos lo vais a hacer, y hay un Cielo MARAVILLOSO, en donde, a la que pones allí los pies, el tiempo es ya todo el mismo tiempo y ya todos estáis dentro del Cielo; entonces, nadie encuentra a faltar a nadie allí, sólo los de esta parte de la vida, la terrena, echáis en falta a los que han partido ya, pero, antes de que cumplas los 120 años, te vas a ir a este Cielo maravilloso que Dios prometió a los que lo venden todo y compran el campo con el tesoro.

Amigo, sirve a todos y hazte libre. Si te quejas, si críticas a otros, vas a perderte la alegría de vivir en compañía, la alegría de disfrutar de la Buena Vida, que es estar unido a Cristo Rey, y yendo con Él, aliviar los corazones desesperados, que se han pasado media vida criticando a los demás, y además han exagerado y han perdido la Gracia Santificante por haber calumniado, y entonces resulta que sin Gracia, no están con Dios, están con Satanás, porque sólo hay dos opciones, y éstas son, hacer el bien o hacer el mal. Tú no te preocupes por nada de lo que pases o vivas, tú, pon paz y alegría, la alegría de tu esperanza, EL CIELO, la resurrección de las almas.

Sé que lo has entendido y, bien hecho, has decidido no quejarte y ser positivo. ¡Fantástico!

Dios te bendice a través de mí, sacerdote católico.

Con afecto sincero.

 P. Jesús

© copyright

Para quien quiera contestar a la carta, CLICAR AQUÍ, aunque el P. Jesús no podrá responder a cada uno, sí que pedirá a Dios Padre, en nombre de Jesús por esta persona y sus intenciones. EXPLICACIÓN.

 

79 Carta / A ti, que no entiendes bien de qué va la maldad y el malo

Domingo, 19 de febrero de 2.012

A ti, que no entiendes bien de qué va la maldad y el malo:

Me has escrito (09.11.2011) y me dices:

«Hola, los felicito por la tarea evangelizadora que están llevando a cabo. No estoy de acuerdo al comentario del evangelio de hoy, que debemos aceptar la maldad, mi forma de pensar es utilizar todos los medios para erradicarla, primeramente con la oración que es el instrumento que el Señor nos dejo, anunciar al señor kerigmaticamente, luego la evangelización y por último el testimonio de vida. 
Un abrazo grandote.»

Amigo, si no aceptas la maldad, vas a ponerte enfermo, ¡y de gravedad!. Desde luego que hay que rezar por todos, sobre todo por los pecadores, y estos son los que hacen el mal, son los que fornican, son los que hacen películas indecentes, inmorales… ¿y qué puedes hacer para no aceptar esta maldad?; ¿has dejado de ir al cine, de mirar películas donde hay un beso lascivo entre dos actores que hacen ver que se quieren apasionadamente?… Entonces, te digo, que tú, tú, permites la maldad. Cuando dejes de ir al cine, o ver películas indecentes, te creeré; mientras, seguiré diciendo que hay que aceptar la maldad, en el sentido de que no se pueden prohibir, por ejemplo, las películas inmorales, porque estamos en un estado democrático, pero sí que podemos no ir al cine, y eso es no hacer el mal, esto es hacer el bien, pero impedir que los actores no forniquen en escena, ¿se puede impedir?, dime cómo, sin ir contra la ley civil, sin privar de la libertad a otros. Pues te digo y te repito, lo que dije en mí meditación del evangelio: “no se puede parar la maldad”, y añado que hay que convivir con ella, como crecen el trigo y la cizaña: Palabra de Dios.

La semana que viene os hablaré de esa libertad nuestra, que es eso, nuestra, y que sólo a ella, a esta, nuestra libertad, podemos pedirle obediencia, y todo y así, hay quien peca, por eso, los sacerdotes confiesan, porque los católicos son pecadores, hacen maldades, se portan mal, y sólo Dios, con su gracia sacramental, que nos ofrece el sacerdote, puede, además de limpiar a las personas del pecado, ¡de su mal!, puede también ayudar a todos a ser buenos, ¡mejores!; los sacerdotes, esos amigos del alma, esos son los que pueden ayudar de veras a cambiar al hombre, a la persona, por darle los sacramentos, porque sólo Dios, Jesús, puede hacer cambiar a una persona. Ni tú ni nadie puede hacerlo, sólo Dios, y Él, Dios, necesita de sacerdotes que sean capaces de sentarse al confesonario y esperar a que lleguen almas arrepentidas de su maldad, esas que los sacerdotes, los religiosos y los laicos, con su oración, pueden y deben pedir al Señor, que les toque el corazón y que los utilice, dando ellos buen ejemplo.

No se puede, así literalmente, ir al malo y decirle: ¡pórtate bien!. Te va a dar una bofetada tal, te va a maldecir y te va a humillar presentando delante de ti, tu maldad, tus propios pecados, porque, ¿crees tú que no has pecado nunca?, pues, no es así, Dios sabe bien tus pecados y tus faltas.

Si vas pensando como dices, que hay que utilizar todos los medios para erradicarla, empieza cerrando tu televisor, ¡no mires según qué anuncios!, ni veas según qué cosas. ¿Verdad que te molesta que te lo diga?, sí, lo sé, por eso te lo digo, para que veas que no se puede obligar a nadie a ser bueno y a hacer el bien, pero si tú cierras el televisor, si dejas de ir al cine, para ver indecencias, entonces podrás dar mejor ejemplo y vivirás ciertamente el Evangelio.

Vamos, vamos, ¡no te enfades conmigo!, sólo te he contestado. ¿Ves que no se puede ir a los malos y decirles las verdades a la cara?, mira lo que pasa. Tu corazón sufre porque te creías bueno. Y te digo que los malos, los que se portan mal, muy mal, en su corazón tienen también sus razones para hacerlo.

Sólo Dios puede, con la ayuda de los sacerdotes, ayudar a cambiar a los hombres, porque sin Gracia de Dios, no hay santidad, ¡todo es maldad!

Un abrazo, muy fuerte.  

Con afecto sincero.

 P. Jesús

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