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27 de Julio / Beata Maria Magdalena Martinengo, Virgen

Nació en la ciudad italiana de Brescia en 1687. Desde muy niña se vio inclinada a la devoción y a la mortificación y mostró un gran deseo de «imitar todo lo que habían hecho los santos». A los 18 años, ingresó en el convento capuchino de Santa María de las Nieves de su ciudad natal. En 1706 hizo su profesión. Tres veces fue maestra de novicias y, durante algún tiempo, desempeñó el humilde cargo de portera. En 1732 y en 1736, fue elegida superiora. Dios premió su desinteresado amor con experiencias místicas extraordinarias y con el don de milagros. 

La beata profesaba particular devoción a la coronación de espinas y, después de su muerte, se descubrió que llevaba bajo el velo, alrededor de la cabeza, una rejilla de puntas aceradas. María Magdalena supo unir a las mortificaciones, el cumplimiento de sus deberes de maestra y superiora, el amor al silencio y una gran mansedumbre en la conversación. Su muerte ocurrió en 1737, cuando tenía 50 años de edad. Fue beatificada en 1900.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata Maria Magdalena Martinengo, Virgen

¡Cuánto ama Dios a los que le aman!

¡Cuántos detalles ocultos tiene con ellos! Como a la Beata María Magdalena Martinengo, Virgen, que Dios premió su desinteresado amor con experiencias místicas extraordinarias y con el don de milagros. Dios es así de generoso cuando un alma se le entrega, le ama y ama a los que esa alma ama y le permite hacer Sus favores. Ser amigo de un santo es ser amigo de Dios, porque Dios, utilizando al alma santa, se goza en su unión y, feliz con ella, le concede sus locuciones y el hacer más que el bien; el hacer lo imposible: obrar milagros a quienes acuden a esta alma por verla santa, es decir, por ver en ella la mano amiga de Dios, por la fe y las obras de esa alma consagrada al Amor y amando, vive ya en la tierra con Jesús: El Santo: Dios.

P. Jesús

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29 de Julio / Santa Marta, Virgen

Santa Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño. En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. 

Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado y los demás, atentísimos, sentados en el suelo escuchaban. Allí, en medio de todos ellos, sentada también en el suelo estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas. 

De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: «Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?». 

Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: «Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada». Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.

Fuente: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Marta, Virgen

Los Santos, como Santa Marta, son humildes y sencillos, y van directos a hablar con Dios, con Jesús. Sus quejas de los demás, se las dicen a Jesús, a Dios, y Dios habla al corazón del hombre y le hace saber lo mejor para todos, que es escuchar la Palabra misma de Dios.

Los  domingos hay que asistir a la Santa Misa, aunque tengas invitados a comer, y sean invitados muy especiales, como lo era Jesús en la casa de Lázaro. Primero escucha la Palabra de Dios, primero atiende a las cosas de tu alma y luego sirve a los cansados de su viaje por la vida, por sus propias circunstancias.

P. Jesús

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5 de Agosto / Fiesta de la «Basílica de Santa María la Mayor»

Hoy 5 de agosto, se celebra la consagración de esta famosa Basílica construida por el Papa Sixto III, en el año 432, en recuerdo del Concilio de Efeso que en el año 431 había definido que María sí es Madre de Dios. Esta basílica ha sido remodelada y hermoseada durante siglos y su torre fue por mucho tiempo la más alta de Roma. 

Los inicios de esta famosa basílica se remontan a una antigua leyenda. Ésta señala que por revelación divina, un matrimonio italiano, profundamente piadoso y solidario, llegó a un paraje del Monte Esquilino el cual esta cubierto de nieve. El monte blanco era el lugar donde ellos debían erigir un templo dedicado a la Madre de Dios. 
Pronto, el templo mariano fue una instancia donde miles de feligreses de todas partes del mundo acudían para venerar y honrar con oraciones y cantos a la Virgen Madre que tomó el nombre de Virgen de las Nieves. 

Los católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser construida, recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el Cielo las nieves de las bendiciones Divinas que apaguen las llamas de nuestras malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y salvación.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la «Basílica de Santa María la Mayor»

Dios se hizo hombre, entonces siendo así, como es, la Virgen María es la Madre de Dios.

La Virgen María, es la  Madre de Dios, y al serlo y por serlo, Ella, la Madre de Dios consigue de Dios su Hijo, el Poder de pedirle lo que sea, que Él, Su Hijo Dios, se lo concede según la fe del creyente, y por esto, por la Madre de Dios, Dios hace milagros a quien con devoción y fe se lo pide, ya sea para ellos mismos o para otros.

Confiar en la Madre de Dios, creer en la Madre de Dios, amar a la Madre de Dios, esto es tener fe en el mismo Dios.

P. Jesús

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14 de Agosto / San Maximiliano Kolbe

San Maximiliano María Kolbe nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial. A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria, y estando en el seminario adoptó el nombre de Maximiliano. Finaliza sus estudios en Roma y en 1918 es ordenado sacerdote. 

Devoto de la Inmaculada Concepción, pensaba que la Iglesia debía ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la Fe Catolica. Movido por esta devoción y convicción, funda en 1917 un movimiento llamado «La Milicia de la Inmaculada» cuyos miembros se consagrarían a la bienaventurada Virgen María y tendrían el objetivo de luchar mediante todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. 

Verdadero apóstol moderno, inicia la publicación de la revista mensual «Caballero de la Inmaculada», orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María en la tarea de convertir almas para Cristo. Con un Tiraje de 500 ejemplares en 1922, para 1939 alcanzaría cerca del millón de ejemplares. 

En 1929 funda la primera «Ciudad de la Inmaculada» en el convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que al paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen. 

En 1931, luego de que el Papa solicitara misioneros, se ofrece como voluntario. En 1936 regresa a Polonia como director espiritual de Niepokalanów, y 3 años más tarde, en plena Guerra Mundial, es apresado junto con otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Es liberado poco tiempo después, precisamente el día consagrado a la Inmaculada Concepción. 

Es hecho prisionero nuevamente en febrero de 1941 y enviado a la prisión de Pawiak, para ser después transferido al campo de concentración de Auschwitz, en donde a pesar de las terribles condiciones de vida prosiguió su ministerio. 

En Auschwitz, el régimen nazi buscaba despojar a los prisioneros de toda huella de personalidad tratándolos de manera inhumana e inpersonal: como un número; a San Maximiliano le asignaron el 16670. A pesar de todo, durante su estadía en el campo nunca le abandonaron su generosidad y su preocupación por los demás, así como su deseo de mantener la dignidad de sus compañeros. 

La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa; en represalia, el comandante del campo ordena escoger a 10 prisioneros al hazar para ser ejecutados. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos. San Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10 prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio, y San Maximiliano es condenado a morir de hambre junto con los otros nueve prisioneros. 

Diez días después de su condena y al encontrarlo todavía vivo, los nazis le administran una inyección letal el 14 de agosto de 1941 

En 1973 Paulo VI lo beatifica y en 1982 Juan Pablo Segundo lo canoniza como Mártir de la Caridad. 

San Maximiliano Kolbe, el Mártir de la Caridad

Los Inicios

San Maximiliano María Kolbe fue hijo de María Dabrowska y de Julio Kolbe, pertenecientes a la Tercera Orden Franciscana, y los cuales tenían en su casa un taller y un pequeño altar con la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Czestochowa, veneradísima patrona de Polonia.
Nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial. Sus hermanos fueron Francisco, José, Valentín y Antonio. Los dos últimos murieron prematuramente.
Aproximadamente en el año 1906, un suceso marca la vida de Maximiliano, y preocupa y desconcierta a su madre. Ella misma relata el suceso a los pocos meses del martirio de Maximiliano. Dice ella: «Sabia yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano moriría mártir. Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproche: Niño mío, ¡quien sabe lo que será de ti!. Después, yo no pensé más, pero observe que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se le podía reconocer. Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual él a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando. En general, tenía una conducta superior a la de su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lágrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunté: ¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu madre!
Temblando de emoción y con los ojos anegados en lágrimas, me contó: «Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mi. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir. Conteste que las aceptaba… (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció».
El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, atestiguaba la verdad de las cosas. El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la deseada muerte de mártir. Este fascinante encuentro de Maximiliano con su «Madrecita» celestial es algo más que un episodio pasajero. Es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos más audaces; es el manantial de su santidad y de su apostolado”.

Vocación Franciscana

A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano María.
El padre Wilk lo describe así: «era diligente en el cumplimiento de sus deberes, dotado por las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un episodio se me grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración.»
Pero de pronto entró la crisis en ambos hermanos. Maximiliano se convenció y convenció a su hermano de abandonar el seminario. Cuando estaban a punto de hablar con el superior, les visita la madre llena de alegría. Orgullosa les cuenta que José, el hermano menor, también entraría en la orden. ¡Además ella y su esposo también tienen vocación religiosa de manera que sería toda la familia Franciscana!. 
El 4 de septiembre de 1910 ciñó a su cintura el cordón de San Francisco, y de esa manera comenzó su año de noviciado. ¡Apenas dieciséis años!
En el otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las excelentes cualidades intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a otros, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma, donde los finalizó. Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen lo espera para inspirarle la fundación de La Milicia de la Inmaculada.
En 1918 es ordenado sacerdote.

La Misión

Maximiliano siempre fue muy devoto de la Inmaculada Concepción, por lo que pensaba que la Iglesia tenía que ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la fe católica. Es por eso que movido por su devoción, funda en el año 1917 un movimiento llamado «La Milicia de la Inmaculada», el cual se consagraría a la Virgen María y lucharía con todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del propio San Maximiliano, el movimiento tendría: 
«una visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la Inmaculada.»
Inició la publicación de una revista mensual llamada «Caballero de la Inmaculada», ésta era orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María. Comenzó con un tiraje de sólo 500 ejemplares en 1922, y para el año 1939 alcanzaría cerca de un millón de ejemplares publicados.
La primera «Ciudad de la Inmaculada» se funda en el año 1929 en el convento franciscano situado en Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que luego de algunos años se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras de San Maximiliano, dedicada a: 
«conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones.»
Luego de que el papa solicitara sacerdotes para ir de misiones, en el año 1931 se ofrece como voluntario y viaja a Japón donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada («Mugenzai No Sono») y publica la revista «Caballero de la Inmaculada» en idioma japonés («Seibo No Kishi»).

El Testimonio

Regresó a Polonia en el año 1936, siendo director espiritual de Niepokalanów, y luego de 3 años, mientras se daba la Guerra Mundial, fue apresado junto a otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Poco tiempo después, el día de la Inmaculada Concepción, es liberado.
En 1941 es nuevamente hecho prisionero y ésta vez es enviado a la prisión de Pawiak, y luego llevado al campo de concentración de Auschwitz, donde prosiguió su ministerio a pesar de las terribles condiciones de vida.
Los nazis siempre trataban a los prisioneros de una manera inhumana y antipersonal, de manera que los llamaban por números; a San Maximiliano le asignaron el número 16670. A pesar de los difíciles momentos en el campo su generosidad y su preocupación por los demás nunca le abandonaron.
El 3 de agosto de 1941, un prisionero escapa; y en represalia, el comandante del campo ordena escoger a 10 prisioneros para ser condenados a morir de hambre. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos. 
«No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos» 
(Jn 15, 13).
San Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10 prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio.
Luego de 10 días de su condena y al encontrarlo todavía con vida, los nazis le colocan una inyección letal el 14 de agosto de 1941.

El Legado

De esta manera San Maximiliano María Kolbe da testimonio y ejemplo de dignidad, en medio de la más terrible adversidad. 
En el año 1973 el Papa Paulo VI beatifica a San Maximiliano y en 1982 Juan Pablo II lo canoniza como Mártir de la Caridad. 
Juan Pablo II comenta la influencia que tuvo San Maximiliano en su vocación sacerdotal: 
“Surge aquí otra singular e importante dimensión de mi vocación. Los años de la ocupación alemana en Occidente y de la soviética en Oriente supusieron un enorme número de detenciones y deportaciones de sacerdotes polacos hacia los campos de concentración. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil. Hubo otros campos, como por ejemplo el de Auschwitz, donde ofreció la vida por Cristo el primer sacerdote canonizado después de la guerra, San Maximiliano María Kolbe, el franciscano de Niepokalanów.”

Consagración a la Inmaculada, compuesta por S. Maximiliano Kolbe

«OH Inmaculada, reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo……. pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.
A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho: 
«Ella te aplastará la cabeza» (Gen 3:15), y también: 
«Tú has derrotado todas las herejías en el mundo».
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria 
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, 
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado 
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia 
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia 
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos».
Ayúdame a alabarte, OH Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos.»

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

San Maximiliano Kolbe

Muchos Santos han muerto por amor de Dios, pero pocos han muerto por amor de Dios y amor a sus semejantes. San Maximiliano Kolbe, uno de ellos, un santo actual, moderno, que usó, de lo que malamente llaman democracia, y pidió sustituir a un compañero suyo a su pasión y muerte segura. Y sufre y muere por otro y es, a imitación de Cristo, un verdadero cristiano convencido de su fe, porque si no hubiera tenido fe en el Reino Celestial, no se habría dejado matar, pero San Maximiliano Kolbe sabía que iba directo al Reino de Dios, porque todo lo hizo y lo hacía por Amor: Eso es la Caridad. Hacer las cosas, decir las cosas sólo por amor a Dios, y lo que Dios no quiere que hagamos o que pensemos o digamos, no decirlo, no pensarlo, no obrarlo. Hay Santos que sí que han entendido de qué va vivir la perfección, y San Maximiliano Kolbe, está en el mismo Cielo y es Santo por eso: Porque entendió de qué va la vida: de la salvación, y uno se salva por la Caridad.

P. Jesús

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15 de Agosto / Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. 

Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus: 

«Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo». 

Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante: 

«La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos» (#966). 

La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección. 

Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando «ex-cathedra». Y … ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios. 

En este caso se dice que el Papa habla «ex-cathedra», es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos. 

El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: «Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte». 

Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos: 

«El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio» (JP II, 2-julio-97). 

«Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos» (JP II , Audiencia General del 9-julio-97). 

Continúa el Papa: «María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen’ (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial» (JP II, 15-agosto-97) 

Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección. 

Mucho bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la Asunción de María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas a nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios, que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida, con la escatología, con las realidades últimas del ser humano. 

El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los Angeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Un dogma es una declaración de fe, de verdad. Y es verdad que María, la Madre de Dios y nuestra, vive ya en el Cielo, en cuerpo y alma, como vamos a vivir otro día nosotros allí, en el Cielo, también con cuerpo y alma. Ella, María, nació sin la marca del pecado original, nació con la misma condición que fue creado Adán, y que Eva; salida de la esencia de Adán, fué creada así por Dios. Y Si Dios pudo hacerlo en Adán y Eva, pudo hacerlo y lo hizo en María, la que iba a ser su Madre, si ella accedía.

No hablaré hoy más de este tema, porque deseo que meditéis lo que ya os he dicho del mismo. Repito: Si Adán y Eva pudieron ser creados por Dios, ¿podía Dios crear de esa misma esencia, en las entrañas de Santa Ana, un alma y persona llena de Gracia? ¿Podía? Tú piensa sólo esto: ¿Podía hacerlo, Dios Creador? ¿O le era una cosa imposible?… ¿Había indicios, anteriores al del nacimiento de María, que demuestran que Dios hizo algo semejante? ¿No hizo Dios a Eva, sacada de la costilla de Adán y de barro? Sí, lo hizo. Entonces, ¿puede Dios, hacer de Dios, cuantas veces quiera? Sí.

Cree, ten fe; es un dogma, que María subió al Cielo en cuerpo y alma, porque nació llena de gracia, y ¿no nos salvamos por la gracia de Dios? ¿No es, por la gracia de Dios, que vamos al Cielo? ¿No es, por la gracia de Dios, que otro día resucitarán los cuerpos? Entonces, tu fe y la historia de Dios, te proclaman la verdad de María, que vive en cuerpo y alma en el Cielo, como vas a vivir tú otro día: Todo es cuestión de tiempo, pero para Dios, todo es en el mismo tiempo, y no necesita esperar a cumplir su voluntad, ésta se cumple siempre, de continuo, como el que tú vives por su voluntad. Es Dios, ¿recuerdas? Y María, es la Madre de Dios, ¿recuerdas?, y es Madre tuya: ¡¡Recuérdalo!! ¡Venérala!, porque es de fe, que está en cuerpo y alma en el Cielo, por ser la Madre de Dios y, por serlo, merece tu veneración, y tú necesitas venerarla, como necesitas adorar a Dios. Es tu propia necesidad, la que pone las cosas en su lugar; a Dios se le adora, y a María se le venera; y a ti mismo, deja de glorificarte y empieza a vivir en cristiano, y sé dogmático; María te ama, créetelo, porque este es un dogma mayor que el dogma de la Solemnidad  de la Asunción de la Virgen María, el que sepas y creas verdaderamente y ciertamente y con autenticidad, el que tu Madre, María, te ama. ¡Te ama! A ver si aprendes a ver las cosas claras y dejas de endiosarte, y te haces hijo de Dios y de María de la Asunción.

P. Jesús
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22 de Agosto / Fiesta de María Reina

Mucho se ha escrito referente a la Santísima Virgen y siempre se la ha reconocido como Reina. La Iglesia la proclama Reina doce veces: Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los confesores, de las vírgenes, de los mártires, de todos los santos, del Santísimo Rosario, de la paz, concebida sin pecado original y llevada a los cielos. 

María es llamada Reina de Misericordia pues su labor es ejercer la compasión y alcanzar el perdón de Dios para los hombres. Pareciera que tiene el encargo de repartir los tesoros de la misericordia de Dios.

FUENTE: ACI Prensa

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de María Reina

Hoy, Fiesta de María Reina, siéntete como lo que eres: hijo de Reyes. Jesús, por su unidad en la Trinidad: Rey, y María, por ser Madre de Dios, Esposa de Dios e Hija de Dios: Reina. Entonces tú, tu perteneces al Reinado del Cielo, allí donde quien manda es quien tanto te ama: Dios mismo, y por su amor le concede a María el reinado de su corazón y, reinando María en el Amor de Dios, y siendo todos y cada uno de nosotros amados por Dios, entonces, cuando aceptamos el amor de Dios, aceptamos el de María, porque Dios la Ama y la tiene como prenda de Amor, y a quien ama Dios; a tí, a mí, a todos, nos ama con el amor de María en Él.

Quien no ama a María, es inútil, le falta el verdadero amor de Dios. Para tener el amor de Dios hay que dejarse amar por María, porque Dios la ama y la amó y es su flor más bella, la flor con que derramó al mundo Su Amor: Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Puente y Luz, Salvador, Redentor, y la expresión humana de todo el gran amor de un Dios que nos ama.

Ama a María, y hoy, en la Fiesta de Ella, de María Reina, déjate de tonterías y acéptala como la Reina de tu corazón. ¡Va! No seas así. Mira qué buena es, dijo el sí más importante para tí, el que por el cual tienes un destino en el Reinado de Dios, el Altísimo.

Tienes todo el día de hoy para pensártelo, pero antes de dormirte, dile: “Mamá te amo, oh Reina de mi corazón”. Y ya verás como algo bueno y maravilloso pasará en tu corazón y ya jamás te sentirás solo, triste o abandonado, porque María va a estar siempre a tu lado. ¡Déjate amar por Dios!

P. Jesús

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25 de Agosto / Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado

Nace el 15 de agosto de 1821 en San Roque, Córdoba. Sus padres, Felipe Cabanillas y Francisca Antonia Sánchez, constituyeron una familia de once hijos bajo una educación cristiana, hijos de los cuales cuatro, incluyendo a la Madre María del Tránsito, consagraron sus vidas a Dios. 

En su bautismo le pusieron el nombre María del Tránsito Eugenia de los Dolores, al que más adelante, le agregaría «de Jesús Sacramentado» por su gran devoción. 

A los 12 años, su primera comunión la realizó en una capilla de campo. A los 15 años se confirmó. Los dones del Espíritu Santo intensificaron su sentido sobrenatural de la vida, la atenta escucha de la voz de Dios, el deseo de la imitación del Señor. 

Durante su juventud tuvo dos grandes compañeras, sus hermanas Josefa y Nicasia. Para los demás hermanos, por la diferencia de edad, ella era la madrecita. A pesar de siempre tener un intenso llamado a la vida seria y recogida, nunca pudo evadir los deberes que tenía por ser la joven dueña de casa. Cosas como las galas, la música, la fama nunca le atrajo su mirada; más bien cuando cerraba los ojos veía en su alma la belleza del Señor Jesús que cautivaba su espíritu. 

Perdió a su padre a los 29 años, quien era su gran amigo, por lo que la herida que sintió fue muy profunda. En ese momento Jesús empezaba a prepararle una nueva senda. Luego se sobrepuso de la muerte de su madre y de sus hermanos Eufemia, Isabel y Emiliano, que fallecieron en 1875. 

En el año de 1878 la Madre María del Tránsito, acompañada por solo dos jóvenes, fundó la Congregación Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas. El lugar donde estaba lo denominaron Colegio de Santa Margarita de Cortona, en el que tenían como principales objetivos «promover las obras de caridad y misericordia y dar educación gratuita a las hijas de los pobres y desamparados». La nueva congregación tuvo una gran extensión y un rápido crecimiento vocacional. 

En 1879 se le solicitó al Ministro General de la Orden el nombramiento del Padre Poreca como Director y la Madre Tránsito como Madre Superiora. Luego de siete meses se fundó en Concepción de Río Cuarto el Colegio Nuestra Señora del Carmen siendo designada Superiora Mayor. 

En 1882 se fundó en Villa Nueva (Córdoba) la tercera casa, dedicada a la Inmaculada Concepción. 

Para 1883, las casas de Villa Nueva y san Vicente ya tenían más de un centenar de alumnas y la de Río Cuarto, trescientas veinte. 

Antes de que la Madre Tránsito entregara por completo su alma a Dios, sus últimas palabras fueron: «YO YA NO LES HAGO FALTA, PORQUE NO PUEDO HACER NADA. PERO, CUANDO MUERA, DESDE EL CIELO LES HARE MUCHO BIEN». 

Así fue que el día 25 de Agosto de 1885, luego de una crónica enfermedad, partió hacia la Casa Paterna la Madre Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado, quien recibió los santos sacramentos con devoción y piedad. Recibió la muerte como regalo del Señor, edificando a las hermanas con su gozosa esperanza. Fue sepultada en el terreno destinado a la Iglesia de Santa Margarita de Cortona en la ciudad de Córdoba. 

Fue beatificada, por Juan Pablo II, el 14 de abril del 2002.

FUENTE: ACI Prensa 

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado

¡Qué monja tan santa!, la Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado; ella supo poner al mejor en su corazón: a Cristo. Ella tuvo las mejores amigas: sus propias hermanas de sangre, y como consejero en todo, a su padre que la engendró en las entrañas de la bella y buena madre que eligió por esposa para tener así hijos buenos y hacer con ellos y su bella esposa, un hogar piadoso donde la paz y las normas de piedad eran salidas de unos corazones entregados a la Divinidad, Dios y a la Santísima Madre María. Fue feliz el padre de la Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado, porque un hombre es feliz, más que con su mujer buena, siendo esta mujer buena, con los hijos de los dos, siendo buenos y teniéndole a él, al padre, como Patriarca del Hogar, como alguien fundamental en la vida de los hijos. ¿Qué mayor felicidad para un padre que tener hijos e hijas santas?

La Beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado, por su propia santidad, hizo feliz a su familia; a su padre le colmó de infinitas dichas. Tú, padre de hijos que con amor concebiste en tu esposa, ayúdalos, cumple con tu deber: Educa a tus hijos en la fe y serás un padre feliz, con un deber cumplido; que de esto va el matrimonio, de tener hijos santos y ser santos los esposos. Hay que serlo: Hay que ir directos al Cielo Eterno. ¡Santos!

P. Jesús

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27 de Agosto / Santa Mónica, Viuda

Santa Mónica
Madre de San Agustín
(Año 332- 387)

Mónica, la madre de San Agustín, nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.

Formación.
Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa y estricta en disciplina. Ella no las dejaba tomar bebidas entre horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente ) pues les decía : «Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde esta el vino, tomarán licor y esto les hará mucho daño.» Mónica le obedeció los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de vino. Más sucedió que un día regañó fuertemente a un obrero y éste por defenderse le gritó ¡Borracha ! Esto le impresionó profundamente y nunca lo olvidó en toda su vida, y se propuso no volver a tomar jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada ( en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue admirable.

Su esposo.
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero de genio terrible, además mujeriego, jugador y pagano, que no tenía gusto alguno por lo espiritual. La hizo sufrir muchísimo y por treinta años ella tuvo que aguantar sus estallidos de ira ya que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar su mano contra ella. Tuvieron tres hijos : dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por varias décadas.

La fórmula para evitar discusiones.
En aquella región del norte de Africa donde las personas eran sumamente agresivas, las demás esposas le preguntaban a Mónica porqué su esposo era uno de los hombres de peor genio en toda la ciudad, pero que nunca la golpeaba, y en cambio los esposos de ellas las golpeaban sin compasión. Mónica les respondió : «Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando él grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto entrar en pelea, pues….no peleamos».

Viuda, y con un hijo rebelde.
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande hacia los pobres, nunca se opuso a que dedicará de su tiempo a estos buenos oficios.y Quizás, el ejemplo de vida de su esposa logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo hiciera su suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado grandemente la vida a la pobre Mónica. Un año después de su bautizo, Patricio murió, dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor.

El muchacho difícil.
Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que Agustín era extraordinariamente inteligente, y por eso decidieron enviarle a la capital del estado, a Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria. Pero a Patricio, en aquella época, solo le interesaba que Agustín sobresaliera en los estudios, fuera reconocido y celebrado socialmente y sobresaliese en los ejercicios físicos. Nada le importaba la vida espiritual o la falta de ella de su hijo y Agustín, ni corto ni perezoso, fue alejándose cada vez más de la fe y cayendo en mayores y peores pecados y errores.

Una madre con carácter.
Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez más preocupantes del comportamiento de su hijo. En una enfermedad, ante el temor a la muerte, se hizo instruir acerca de la religión y propuso hacerse católico, pero al ser sanado de la enfermedad abandonó su propósito de hacerlo. Adoptó las creencias y prácticas de una secta Maniquea, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el diablo. Y Mónica, que era bondadosa pero no cobarde, ni débil de carácter, al volver su hijo de vacaciones y escucharle argumentar falsedades contra la verdadera religión, lo echó sin más de la casa y cerró las puertas, porque bajo su techo no albergaba a enemigos de Dios.

La visión esperanzadora.
Sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que se vio en un bosque llorando por la pérdida espiritual de su hijo, Se le acercó un personaje muy resplandeciente y le dijo «tu hijo volverá contigo», y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narró a su hijo el sueño y él le dijo lleno de orgullo, que eso significaba que se iba a volver maniquea, como él. A eso ella respondió: «En el sueño no me dijeron, la madre irá a donde el hijo, sino el hijo volverá a la madre». Su respuesta tan hábil impresionó mucho a su hijo Agustín, quien más tarde consideró la visión como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437. Aún faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera.

La célebre respuesta de un Obispo.
En cierta ocasión Mónica contó a un Obispo que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió: «Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas». Esta admirable respuesta y lo que oyó decir en el sueño, le daban consuelo y llenaban de esperanza, a pesar de que Agustín no daba la más mínima señal de arrepentimiento.

El hijo se fuga, y la madre va tras de él.
A los 29 años, Agustín decide irse a Roma a dar clases. Ya era todo un maestro. Mónica se decide a seguirle para intentar alejarlo de las malas influencias pero Agustín al llegar al puerto de embarque, su hijo por medio de un engaño se embarca sin ella y se va a Roma sin ella. Pero Mónica, no dejándose derrotar tan fácilmente toma otro barco y va tras de él.

Un personaje influyente.
En Milán; Mónica conoce al santo más famoso de la época en Italia, el célebre San Ambrosio, Arzobispo de la ciudad. En él encontró un verdadero padre, lleno de bondad y sabiduría que le impartió sabios. Además de Mónica, San Ambrosio también tuvo un gran impacto sobre Agustín, a quien atrajo inicialmente por su gran conocimiento y poderosa personalidad. Poco a poco comenzó a operarse un cambio notable en Agustín, escuchaba con gran atención y respeto a San Ambrosio, desarrolló por él un profundo cariño y abrió finalmente su mente y corazón a las verdades de la fe católica.

La conversión tan esperada.
En el año 387, ocurrió la conversión de Agustín, se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese año se hizo bautizar.

Puede morir tranquila.
Agustín, ya convertido, dispuso volver con su madre y su hermano, a su tierra, en África, y se fueron al puerto de Ostia a esperar el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba en esta vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una casa junto al mar, mientras madre e hijo admiraban el cielo estrellado y platicaban sobre las alegrías venideras cuando llegaran al cielo, Mónica exclamó entusiasmada: » ¿ Y a mí que más me amarra a la tierra? Ya he obtenido de Dios mi gran deseo, el verte cristiano.» Poco después le invadió una fiebre, que en pocos días se agravó y le ocasionaron la muerte. Murió a los 55 años de edad del año 387.

A lo largo de los siglos, miles han encomendado a Santa Mónica a sus familiares más queridos y han conseguido conversiones admirables.

En algunas pituras, está vestida con traje de monja, ya que por costumbre así se vestían en aquél tiempo las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, despreciando adornos y vestimentas vanidosas. También la vemos con un bastón de caminante, por sus muchos viajes tras del hijo de sus lágrimas. Otros la han pintado con un libro en la mano, para rememorar el momento por ella tan deseado,  la conversión definitiva de su hijo, cuando por inspiración divina abrió y leyó al azar una página de la Biblia.

FUENTE: EWTN 

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa Mónica, Viuda

Santa Mónica, mujer fuerte, alma noble y de recio corazón.

La fortaleza viene del temple del carácter. Es bueno templar el carácter y vencer con la voluntad la debilidad de la personalidad sin pulir, sin mejorar. Todos tenemos cosas buenas y malas porque Dios, en su misericordia, nos da la ayuda necesaria para que cumplamos con nuestra misión en la vida, que siempre está sujeta a ayudar a Dios dándole gloria con toda nuestra persona pero, como por el pecado original, tenemos en nuestro temperamento de la personalidad que nos viene dada, el bien y el mal, debemos pues con la voluntad, formar nuestro carácter y poder perfeccionar así toda labor que salga de nuestras manos. La fuerza está en saber dominarse y doblegarse para hacer sólo el bien y lo mejor para Dios.

La nobleza de alma, es recordar que venimos y somos de Dios; esa nobleza del alma nos empuja a ser mejores personas, es el señorío de nuestra voluntad, porque hay quien tiene voluntad para seguir pecando; la voluntad tiene que estar unida a la nobleza de alma para que sea buena y saquemos buen provecho de ella.

Recio corazón, para no dejar que los sentimentalismos nos aparten del amor a Dios.

Santa Mónica, mujer, esposa, madre perfecta.

Si quieres casarte, búscate una esposa así, como Santa Mónica, que se salvó y salvó a toda su familia; supo ver que su Patria definitiva tenía que ser el Cielo Eterno. Lo vio y luchó por ello. Sufrió mucho pero Dios le concedió sus deseos de santidad, para ella y los suyos. Otros sufren mucho y al final siguen sufriendo. Ella, Santa Mónica, sufrió pero ahora es feliz con Dios. Otros sufren y siguen sufriendo en el Infierno. Aprende de ella, que supo de qué va la vida: de sufrimiento, de renuncias y respeto, y aunque sufrió mucho, ahora no sufre más, es feliz por los siglos de los siglos. Consiguió lo que quería: Santidad.

Tú, como ella, sufre, pero sufre para gozar en la Eternidad Celestial.

Bendita Santa Mónica, ¡qué mujer, esposa y madre ejemplar!

P. Jesús

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8 de Septiembre / Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor. 

El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María. 

Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen. 

Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo. 

La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos: 

«¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia! 

¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres». 

Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo… si lo dejamos.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

¡Felices los que aman a la Madre de Dios, porque ellos tienen consuelo en este Valle de Lágrimas!

Natividad de María:

Dios quiso lo perfecto para Ella; y lo perfecto para toda persona es que sea deseada su vida, su nacimiento, por sus padres; eso marca de por vida a cualquiera: el amor con que se espera su venida.

María fue deseada, como deseada es la alegría en todos, y María es nuestra alegría, la alegría del mundo, la portadora de la Buena Nueva, del Evangelio, del mismo Dios, que tanto la ama.

Ella, María: Nació. ¡Cantan Aleluyas los Ángeles y los corazones que aman a Dios Padre y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo!

P. Jesús

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9 de Septiembre / Santa María de la Cabeza, Viuda

Esta santa mujer fue esposa de San Isidro Labrador. María Toribia, llamada de la Cabeza, llevó una vida humilde y laboriosa.

Los nombres de Caraquiz, cerca de Uceda, en la Diócesis de Toledo, y el de Torrelaguna aparecen en su leyenda. Le gustaba ir a la Ermita de Santa María para hacer el paseo y orar. La calumniaron ante su marido, quien vió cruzar sobre su capa el Jarama (crecido afluente del Tajo), lo que se consideró un juicio de Dios que probaba su inocencia.

Sobrevivió a San Isidro y fue enterrada en la ermita que con tanto amor visitaba. Esta ermita fue atendida por los templarios hasta el 1311, después se hicieron cargo de ella los menores enclaustrados (después le sucedieron los menores observantes) cuando la cabeza de María fue colocada sobre el altar mayor del oratorio. Esta reliquia se tiene por eficaz contra los dolores de cabeza. 
En el 1511 el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros renovó el relicario que guardaba la cabeza. Procesiones y cofradías atestiguaron la veneración pública hacia la Santa. Inocencio XII aprobó su culto en el 1697. Se trasladaron sus reliquias a Madrid para unirlas a las de su esposo, San Isidro Labrador.

Fuente: ACI PRENSA

Comentario sobre la biografía del Santo-a, por el P. Jesús

Santa María de la Cabeza, Viuda

Calumniaron a Santa María de la Cabeza, y su esposo lloró, pero ella, ¡santa ella!, probó ante los hombres, antes sus calumniadores, que Dios estaba en ella y la protegía de todo mal. Luego la tienen por lo que es: ¡Santa!

Así hace el mundo: calumnia, y Dios pone las cosas en su lugar.

Algunos dicen que Dios tira los dados para decidir nuestra vida, y no es cierto: Dios, en su bondad, va a poner bien los entuertos de los hombres de mal y malicia. A eso se dedica Dios, a proteger a los suyos, a los que, por los dados trucados que tiran los demás de ellos, de los santos, los hacen morir de dolor intenso, y por este dolor aceptado y resistido, son santos, porque Dios, ante los ojos de todos, da pruebas de su amor verdadero.

No tengas miedo a la calumnia, Dios la utiliza para demostrar a los necios que es Dios, que Él no necesita de dados sino de personas de recio corazón, consagrado a su Divina Misericordia.

P. Jesús

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